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La hijastrastra era tan estrecha que él no podía evitar correrse dentro de ella cada vez que follaban.
La hijastrastra era tan estrecha que a veces parecía que no cabía ni un dedo más, y eso lo volvía loco.
La hijastra de Andrés era tan apretada que no podía evitar gemir cada vez que él la penetraba duro, haciéndola sentir un placer intenso cuando cabalgaba profundo.
La hijastrastra timida era tan apretada que él tenía que entrar y salir lentamente para no lastimarla, pero ella lo animaba a ir más rápido y más fuerte.
La madrastra de Antonio tenía un escote tan pronunciado que no podía dejar de mirarlo, aunque supiera que era inapropiado.
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La hijastrastra de Carlos era tan estrecha que a veces parecía que no cabía ni un dedo más, y eso lo volvía loco.
La hijastrastra de Martín era tan estrecha que siempre se quejaba de dolor cuando intentaban tener relaciones, pero él no podía resistirse a sus encantos.
La madrastra era tan apretada que él no podía evitar gemir fuerte cada vez que la penetraba, sintiendo cómo ella lo apretaba con duro.